Actualizado el 05/10/2023
No juzgues a los demás por los errores del pasado
Todos somos seres humanos y como tales, nos equivocamos. Intentamos no hacerlo pero de una y otra forma, terminamos hiriendo a alguien o haciendo algo que no debíamos. Como seres humanos cometemos errores y tenemos derecho a ser disculpados y a recibir una segunda oportunidad.
Lamentablemente el ser humano tiene una especial habilidad para recordar cada error cometido, cada falta, cada equivocación y no solo recordarlo sino también condenarlo y sentir nuevamente el dolor y la traición.
Lo maravilloso del ser humano es que es un ser que aprende, que se corrige, que evoluciona y que puede mejorar con el tiempo. Es cierto que muchos no lo logran y viven toda su vida estancados pero otros muchos logran encontrar y seguir un camino hacia el desarrollo personal.
Es por eso que es necesario darle a todos la oportunidad de mejorar sin condenarlos y sin señalarlos. A nadie le gusta que se le recuerde sus tropiezos ni que se le juzgue en cada oportunidad por un error cometido, por algo que se está intentando enmendar.
Nadie es juez y nadie tiene derecho a juzgar sobre los errores de otros y mucho menos cuando estos ya son cosas del pasado. Las personas van cambiando día con día y no son las personas que eran ayer. Es necesario ver a los demás con ojos nuevos cada vez. Es necesario perdonar y aceptar las disculpas.
Las personas son lo que son ahora, son las acciones que demuestran ahora y no sus acciones pasadas. No estamos aquí para juzgar sino para comprender lo que pasa a nuestro alrededor, saber por qué pasa y aprender de ello.
Al juzgar, solo buscamos sentirnos superiores y ver que los demás se equivocan. Antes de juzgar es mejor vernos, estudiarnos e identificar si es que aquello que juzgamos en los demás no lo hacemos también nosotros. Además, el juzgar no nos permite ver a la otra persona como es ya que solo lo vemos a través de los recuerdos de sus errores. No podemos ver la totalidad de la persona, solo una parte de ella, su parte mala. Al juzgar, no podemos amar.
Solamente las personas autoras de los hechos saben por qué hicieron lo que hicieron. Es muy fácil juzgar sin saber las circunstancias, los motivos, lo que sintieron, etc. Lo difícil es verse a uno mismo en esa situación, y tal vez descubrir que hubiéramos actuado de la misma forma o peor. Y aunque meditáramos y supiéramos que no hubiéramos actuado de la misma forma, todas las personas son diferentes y reaccionan de diferentes formas.
Antes de juzgar, date un tiempo y pregúntate: ¿soy perfecto?. Si la respuesta es no, no juzgues. Y si luego tu ego te dice que te puedes equivocar pero no de la forma en la que esa persona se equivocó, cállalo y dile que un error pequeño o grande sigue siendo un error.
Es necesario que cada uno se implante el hábito de ver solo lo mejor de las personas y evitar ver la paja en el ojo ajeno. Juzgar es solo una mala costumbre que no ayuda en nada y que solo nos llena de malos sentimientos en vez de hacernos felices.
Recuerda, estamos aquí para amar y no para juzgar.
Image courtesy of «Ambro»/ FreeDigitalPhotos.net
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